Casio Computer Co., Ltd. nació en 1946 en la posguerra japonesa, de la mano de Tadao Kashio, un joven ingeniero dotado de gran creatividad e intuición comercial. El primer éxito de la marca no estuvo vinculado a la electrónica, sino a un sencillo pero ingenioso artilugio llamado “Yubiwa Pipe”: un anillo que permitía fumar cigarrillos hasta el final sin quemarse los dedos. Este producto, surgido de una necesidad práctica en tiempos de austeridad, generó ingresos suficientes para fundar una empresa que años más tarde revolucionaría sectores tan distintos como la música electrónica, la fotografía digital y, especialmente, la relojería.
Tadao Kashio, junto a sus hermanos Toshio, Yukio y Kazuo, apostó por una visión integradora de la tecnología y la vida cotidiana. En 1957, Casio presentó la primera calculadora eléctrica compacta del mundo, la 14-A, que fue desarrollada en un momento en que el cálculo electrónico era un campo reservado a instituciones académicas. Ese espíritu de miniaturización y accesibilidad se convirtió en sello de la marca. Así comenzó una era de innovaciones que llevó a Casio a crear no solo relojes digitales asequibles y resistentes, sino a establecer nuevos estándares de precisión y multifuncionalidad.
En los años 80, cuando los relojes digitales estaban en auge, Casio identificó una necesidad no cubierta: relojes capaces de resistir golpes, caídas y condiciones extremas. Fue entonces cuando Kikuo Ibe, ingeniero jefe del “Team Tough”, encabezó el desarrollo del primer G-Shock. Después de más de 200 prototipos y dos años de pruebas, en 1983 nació el DW-5000C, pionero de una estirpe de relojes que hoy es sinónimo de resistencia. El equipo de diseño apostó por una caja flotante donde el módulo interior estaba suspendido por una estructura absorbente de impactos, un principio similar al de un bizcocho perfectamente horneado que permanece esponjoso en su interior pero firme por fuera, resistiendo sin colapsar bajo presión.
El GW-M5610U, modelo heredero directo del DW-5000C, representa la evolución refinada de aquel primer diseño. Estéticamente, el reloj conserva la mítica caja cuadrada y sus líneas sobrias, como un plato japonés de sashimi servido con minimalismo y precisión: cada corte, cada trazo, tiene sentido. La carcasa está fabricada en resina negra, con un bisel robusto que protege la pantalla sin exageraciones, como el borde de una cazuela de hierro fundido que retiene el calor —y en este caso, la integridad estructural— durante horas. La correa, también de resina, es ligera, flexible, y se adapta a la muñeca como un guante de vinilo en la cocina de un chef exigente: cómodo, resistente y siempre higiénico.
Pero lo verdaderamente delicioso está en el interior. El GW-M5610U monta un módulo 3495, una evolución del anterior 3159, que incorpora una serie de mejoras sutiles que el ojo inexperto podría pasar por alto. Una de las más apreciadas es la posibilidad de personalizar el orden de las pantallas, activando o desactivando el día de la semana en el modo principal, algo así como elegir el acompañamiento perfecto para un plato principal. Además, el nuevo módulo presenta una mayor nitidez en la matriz de la pantalla y una retroiluminación LED más eficiente, comparable a la luz tenue de una cocina profesional que, sin deslumbrar, permite ver cada ingrediente con claridad.
En cuanto a funciones, el GW-M5610U es un festín completo. Integra hora mundial (con hasta 48 ciudades), cinco alarmas diarias (una de ellas con repetición tipo “snooze”), cronómetro con resolución de 1/100 segundos, temporizador de cuenta regresiva configurable hasta 24 horas, calendario perpetuo (hasta el año 2099), y formato horario 12/24. El menú es amplio pero no abrumador, como una carta de restaurante bien pensada: no hay elementos superfluos, solo lo esencial, y cada función está exactamente donde uno espera encontrarla.
Un truco apreciado por entusiastas es la función de “iluminación automática”, que se activa girando la muñeca en condiciones de baja luz. Ideal para quienes están cocinando de noche y tienen las manos ocupadas: un simple movimiento revela la hora como si un sous-chef te acercara la tabla de cortar en el momento justo. Otro detalle encantador es el “modo ahorro de energía”, que apaga la pantalla tras un periodo de inactividad para conservar la batería, una función tan sensata como bajar el fuego cuando el guiso ya está burbujeando.
Uno de los componentes más sofisticados de este reloj es su capacidad para sincronizarse con seis estaciones de radiofrecuencia distribuidas estratégicamente en el mundo gracias a su sistema Multi-Band 6. En Europa, el punto neurálgico es la estación DCF77, ubicada en Mainflingen, Alemania, a las afueras de Fráncfort. Desde allí se emite una señal codificada en onda larga (77,5 kHz), que transporta información horaria precisa. Esta señal no nace en Mainflingen, sino en la ciudad de Braunschweig, donde se encuentra el Physikalisch-Technische Bundesanstalt (PTB), la autoridad nacional en metrología de Alemania.
Fundado en 1887, el PTB opera hoy como uno de los centros de referencia científica más avanzados del planeta. Allí funcionan los relojes atómicos CS1 y CS2, basados en la oscilación hiperfina del cesio-133, que define el segundo según el Sistema Internacional de Unidades. Estas maravillas tecnológicas, encerradas en recintos ultraestables, generan la hora legal para Alemania y buena parte de Europa. Su precisión es tal que un reloj sincronizado con ellos no se desviará ni un segundo en millones de años, un margen de error más fino que una hoja de jamón ibérico bien cortada.
Por las noches, cuando las condiciones atmosféricas favorecen la propagación de ondas de baja frecuencia, el GW-M5610U activa su receptor y “escucha” con atención la señal DCF77. Si el entorno es silencioso, el reloj capta la señal y se sincroniza en segundos, ajustando todos sus parámetros como un chef revisando su mise en place antes del servicio: hora, fecha, día de la semana y horario de verano quedan perfectamente calibrados sin que el usuario tenga que hacer nada. La precisión no es un lujo; es el ingrediente principal de este reloj.
Y por si fuera poco, toda esta tecnología se alimenta del sol. El sistema Tough Solar convierte la luz en energía gracias a un panel fotovoltaico integrado en el fondo de la pantalla. Como una cocina que aprovecha el calor residual del horno, el reloj acumula energía incluso en condiciones de baja luminosidad y puede seguir funcionando durante meses sin recarga. La batería recargable interna reemplaza por completo las pilas convencionales, lo que lo convierte en una opción ecológica y de bajo mantenimiento.En resumen, el Casio G-Shock GW-M5610U es como una receta clásica ejecutada con técnicas modernas: respetuoso con la tradición, afinado con la ciencia, y preparado para resistir el paso del tiempo. Cada componente, cada función, cada decisión de diseño tiene un propósito, como cada ingrediente en una cocina de estrella Michelin. No necesita lujos ni adornos. Como una sopa de miso perfectamente equilibrada o un risotto al punto justo, su valor reside en la armonía entre simplicidad y sofisticación. Y lo mejor de todo: siempre estará en hora.