Paseo tonto por la aldea con la consiguiente visita a un gran almacén, uno de esos dónde puedes encontrar libros, comics y todo tipo de cacharros electrónicos. Y zas, me encontré este videojuego de frente a un precio de derribo. No pude contener el impulso de vino espumoso barato y diez minutos más tarde estaba machacando cabezas virtuales de topillos.

Esta GAME & WATCH formada por una carcasa en plástico de color verde, adornada con una fina chapa cepillada en vertical en tono champagne. Es la tarjeta de visita de Nintendo y nos muestra su buen saber hacer en esta deliciosa maquinita, todo un alarde por parte de los chicos de Kioto. La cruceta de la izquierda está manufacturada en plástico duro para garantizar la precisión de cada pulsación, mientras que los botones de la derecha son de goma, más agradables al tacto, pero con una peor precisión. Algo similar les pasa a los automóviles, una suspensión dura dota al coche de mayor precisión, pero por el contrario es más incómoda. Imitar la física de esta GAME & WATCH es posible, pero hacerlo a este nivel es otra cosa.

El software del aparato sencillamente sublime, como solo Nintendo sabe hacer. Varios juegos de Zelda están grabados en la memoria permanente de la maquinita. No en vano el aparato es un tributo a los 35 años de la aventura original The Legend of Zelda (1987), el resto de títulos de Zelda que acompañan al aparato son los siguientes: Zelda II: The Adventure of Link (1988), The Legend of Zelda: Link’s Awakening (1993). Los tres grandes éxitos en su momento, que han llegado en plena forma hasta nuestros días. En este banquete medieval de pura electrónica, Nintendo adereza el conjunto con todo un clásico de GAME & WATCH Plaga de topos. Un juego sin grandes alardes técnicos, de gran factura, en el que prima la idea de la simpleza por encima de todo. El sonido le queda como anillo al dedo al juego, dotando al aparato de una excelente jugabilidad.

Como postre, la firma Japonesa nos deleita con un temporizador que permite sumergirte en algunas de las pantallas de Zelda II: The Adventure of Link, mientras te plantea el reto de la supervivencia y como si de un buen chupito de hierbas se tratase, tenemos incluso un reloj en el que puedes observar a Link machacando a los malos. En definitiva un banquete de los buenos, uno de esos en los que aunque no quieras, tienes que desabrocharte el cinturón porque no te entra ni un solo gramo más de los más suculentos manjares.

Pero no, los chicos de Kioto quieren dejar huella en tu mal logrado estómago y como si de un buen disco de vinilo se tratara, esta maquinita tiene su cara B. Trucos deliciosos escondidos por si te aburres.

En definitiva un placer para el cerebro acariciar con el pulgar la cruceta mientras machacas a los desdichados topillos.

No es mala idea guardar a buen recaudo esta maquinita, porque presiento que dentro de 20 o 30 años su valor puede ser bien distinto. Algo me dice que estoy delante de un Ferrari F40.